El sector agrícola ha tenido siempre una notable contribución en el desarrollo tanto de la civilización como de la economía egipcia. El valle del Nilo, que se extiende hacia el sur a lo largo de unos 1.000 kilómetros es una de las zonas agrícolas más antiguas del mundo. Se cultiva de forma continua desde al menos cinco mil años.
La importante aportación del sector agrícola a la economía egipcia se explica teniendo en cuenta su papel como fuente de sustento de la población, como generador de empleos, como fuente de ingresos, como inductor de actividades no agrícolas y como origen de abastecimiento de alimentos, además de generador de exportaciones en el área del comercio internacional.
El desarrollo agrícola fue experimentando un avance positivo en los años ochenta pasando la tasa de crecimiento anual del 2.6% al 3.4% en los noventa, alcanzando los 3.97% con el comienzo del tercer milenio. La superficie total cultivada aumentó unos 2.3 millones de acres durante este periodo así como se iniciaron macroproyectos de ampliación agraria para añadir 1.3 millones de acres a las tierras cultivadas e incrementar la superficie poblada de Egipto del 5.5% al 25% de la superficie total. Gracias a la actividad del sector agrícola, el mapa demográfico egipcio se ha rediseñado y se crearon nuevos núcleos urbanísticos en pleno del desierto egipcio formando zonas de atracción demográfica dadas las oportunidades de empleo que fueron surgiendo allí.
En el sector agrícola trabaja el 30% de la fuerza laboral generando el 14% del PIB. Las exportaciones agrarias constituyen el 20% del total de exportaciones de bienes haciendo que el sector agrario sea una de las principales fuentes de ingreso.
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